Septiembre, un més de promesas.
Un gato, nuevas pócimas, atuendo de otoño, menos calor, comienza la escuela de magia... desde luego promete. Solo necesito la energía necesaria que recogeré de las flores, no de las del bosque que ya o hay, sino de las de Bach, que me darán el empuje y el equilibrio necesario.
Debe la gente, encontrar la casa donde vivo, adentrarse en el bosque y no temer perderse . Uno se siente muy a gusto paseando por sus senderos, aveces tienes la sensación de que te siguen los pasos,.... pues así es, los elementales te acompañan, por si te pierdes.
Debo decir que tendré que prescindir de los bizcochos que acompañan mi té de la mediatarde si quiero caber en mis viejos y ajados vestidos. Aunque seguiré haciéndolos para todo aquel que no pueda resistirse a una calentita y aromática taza del mejor té de la comarca.
La escuela de magia me espera. Este año toca aprender, pócimas y hechizos para hacer desaparecer el picor de nariz ante gente intolerante, jarabe sin melancolía, mermeladas arbóreas para depurar la sangre, y curar el resfriado, y ungüentos para hacer desaparecer la tristeza y acordarte de vivir feliz, como cuando éramos niños.